“Este trabajo me ha cambiado la vida”. Así resume Alex Martínez, un quiteño de 39 años, el impacto que en su día a día ha tenido el proyecto de reciclaje que Enkador y el Grupo DK impulsan en Quicentro Sur y en el que participa desde agosto pasado.
Su experiencia como reciclador no es nueva. Cuando la pandemia lo dejó sin el trabajo de instalador de pisos flotantes, siguió el consejo de una tía y empezó a recolectar entre la basura. Por las calles de Solanda, en el sur de Quito, caminaba bajo sol o lluvia llenando costales con botellas, cartón, chatarra…; “me metía en los contenedores y ahí encontraba de todo”, cuenta con recelo.
En el mejor de los casos ganaba al día unos 15 dólares, suficientes para compartir los gastos de alimentación y vivienda con su hermano y su madre, pero insuficientes para apoyar a sus dos hijas, a las que dejó de ver por el conflicto que generaba con su ex esposa la falta del aporte económico.
Un señor, de nombre Roberto -cuenta Alex- le ayudó a entender cómo funcionaba el reciclaje; el dueño de la bodega a la que vendía lo recolectado le explicó cómo identificar los materiales reciclables y cómo clasificarlos. Sin embargo, desaprovechaba oportunidades: “no sabía que el cobre o ciertos metales tenían mejores precios”.
Había ganado experiencia y aceptado su condición económica cuando Alex conectó con Enkador, la compañía que desde hace más de una década impulsa el modelo de economía circular inclusiva Origin®.
Para ese momento Enkador y el Grupo DK habían desarollado un proyecto piloto para manejar los residuos reciclabes del Centro Comercial Quicentro Sur, con el propósito de impulsar un reciclaje inclusivo de triple impacto. Este proyecto abrió las puertas para que Enkador contrate a Alex para que maneje los residuos reciclables que diariamente genera la operación del centro comercial.
A Alex, le cambió la vida. Las botellas PET, cartón, papel, aluminio, fundas y otros materiales que diariamente separa para que sean retirados por Enkador le dejan ingresos mensuales que superan el salario básico y que le han permitido, sobre todo, restablecer la relación con sus hijas. Verlas nuevamente luego de tres años, involucrarse en sus vidas e, incluso, apoyarlas en sus estudios: el reciclador se llena de emoción cuando lo cuenta.
Su trabajo, además, se ha dignificado. Los materiales reciclables que llegan a los contenedores de basura del centro comercial están en su mayoría clasificados y no incluyen los desechos biodegradables, a los que se les da otro tratamiento dentro de Quicentro Sur.
Enkador le garantiza la alimentación diaria y cubre su afiliación al Seguro Social. Además, le ha capacitado con los estándares de manejo de residuos que tiene la empresa en sus centros de acopio y le ha entregado equipo de protección para su trabajo. El sueño de terminar sus estudios y graduarse como bachiller es ahora alcanzable.
En tanto, Alex ha dado un paso sustancial como reciclador. Con Enkador, afirma, ha aprendido lo que significa reciclar: “es hacer conciencia para poder salvar el ambiente, que no se trata de reciclar por reciclar, sino que al final se está también dando una manito para salvar el planeta”. Antes, solo veía basura.